viernes, 8 de septiembre de 2017

ROMERÍA ENTRAÑABLE...

Mi abuelo Jesús, en medio, de la fotografía, se dispone a empinar un rico trago de vino...

Y de buena mañana, un año mas, todas las casas de Medina de Rioseco, vuelven a quedar cerradas por un motivo, la fiesta de la Virgen de Castilviejo, concentrando alrededor de ella, en el santuario a familias, amigos y a todo un pueblo, a compartir una bella jornada, al amparo de la Patrona de la Ciudad de los Almirantes, para así poder echar el rato entre cánticos populares y compartir el almuerzo, entre risas y recuerdos de otros años y dándole al trago, con una bota de buen vino y un buen trozo de pan, acompañado de un poco de tocino, hacen con ello, la mejor señal de la importancia de celebrar el día, sin importar las estrecheces y pobrezas de las familias en la época.
Hoy décadas después, de la fotografía de mis abuelos, la fiesta de Castilviejo sigue mostrando ese sabor de antaño, pero quizás, menos numerosa que hace décadas, por el motivo de cambiar desde hace unos años las fiestas `patronales de la capital, adelantando en veinte días, la celebración de sus jornadas festivas, desplazando algunos riosecanos hasta Valladolid, para disfrutar de una amplia oferta cultural.

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