jueves, 22 de junio de 2017

CALLE SAN JUAN...


Una parte del caserío de Medina de Rioseco, ha ido cambiando y evolucionando en los últimos 200 años, principalmente por el progreso e industrialización de mediados del siglo XIX y principios del siglo XX.

La calle San Juan a mediados de los años 20, va desde el corro Santo Domingo
hasta el parque de la Dársena, su nombre la viene del patrón de la Ciudad, el

 cual se ubicaba dentro de la capilla de una de las puertas de entrada de la ciudad.
Postal de mi colección, con una calidad estupenda.

Y uno de los motivos principales es la llegada de las aguas del Canal de Castilla, a la dársena, y que como ya hablamos en un articulo anterior, esto supuso el traslado del Cementerio Municipal a el emplazamiento actual y de los saltos de agua, que hicieron posible la construcción de fabricas de harinas en las inmediaciones de la Dársena, y con ello la prosperidad de una población, que hasta entonces era totalmente agraria y ganadera, que se empleo en aquellas fabricas y formo a su familia alrededor de las mismas, para ello la ciudad se preparo, creando una zona de expansión urbanística hacia la zona norte de la ciudad, construyendo almacenes, paneras y sobretodo casas para esos trabajadores y para los responsables del Canal, y hasta una cantina para el ocio y el esparcimiento de los obreros, todo esto alrededor de la calle de la Escoba y la calle Nueva y reservando la señorial de San Juan, para los comerciantes especializados en la compra de granos que habían convertido aquella parte de la ciudad, en una zona nueva y moderna, con calles anchas y abiertas para así facilitar el transito diario, de una ciudad que quería quitarse el polvo del campo para convertirse en el centro del grano y harinero del país, formando un barrio comercial nuevo y con una mejor comunicación por la Carretera General, para así facilitar la llegada y la salida del grano de la ciudad.
El discurrir de los tiempos hace que muchas de las viviendas de estos industriales, hayan desaparecido, pero actualmente si nos damos un paseo por la zona y observamos, el entorno, varias casas señoriales se yerguen con grandes dimensiones y con grandes balconadas que nos llaman la atención, y nos hacen darnos cuenta de la importancia de este sector industrial en la ciudad, en que prácticamente toda la burguesía harinera se aglutinaba en esta calle.


Para terminar os invito a daros un paseo por todo este entorno y descubrir un Rioseco antiguo y con gran solera industrial, la cual durante mucho tiempo fue la envidia de otras localidades de España y que actualmente se ha convertido en uno de los principales reclamos turísticos de nuestra ciudad, haciendo indispensables el paso por las fabricas de harinas y todo su entorno.

jueves, 15 de junio de 2017

SAN ANTONIO DE PADUA...


Aparte de celebrar en nuestra ciudad la onomástica de todos los Antonios y Antonias, el día 13 de junio, el convento de Santa Clara celebra la fiesta de uno de sus patronos San Antonio.
Este antiguo escapulario de San Antonio de Padua, apareció entre las cosas de mi abuela, al ser de tela y con tan buen acabado, seguro que aparte del valor sentimental tendrá un valor económico importante, es de principios del siglo XX, y es seguro que acompaño en multitud de veces la devoción de mi abuela, en numerables actos religiosos, era utilizado a modo de medalla sobre el pecho de los fieles que como este año acudirán el día 13 de junio a celebrar el final de la Novena y la solemne Eucaristía posterior en el Cenobio de las Claras, como popularmente se las conoce en Rioseco, para antes de acabar la Eucaristía venerar las reliquias y recibir el panecillo de San Antonio, para a continuación, procesionar la imagen del Santo, por alrededor del Convento, seguidos de los fieles que acompañan a la bella talla del Santo, que un día tallara el imaginero riosecano Tomas de Sierra.
Como tradicional es la procesión después de la Eucaristía, alrededor de la iglesia, es igual de tradicional, la imagen costumbrista de al finalizar la misma, con el refresco o merienda que acompaña a tan bella jornada, en la que las monjas, obsequian con la tradicional merienda en el locutorio, a base de chocolate, pastas y cerezas en almíbar, y sin olvidarnos de los tradicionales dulces de nuestro convento, los cuales endulzan a mas de un foráneo, que traspasa los muros de este convento, simplemente por la fama de las manos reposteras de nuestras queridas monjitas...