viernes, 27 de enero de 2017

Franco en las tarjetas postales...

Desde los comienzos de la guerra, se editaron tarjetas postales ilustradas con motivos e imágenes patrióticos, la imagen mas repetida es la del Caudillo junto con eslóganes del tipo "Viva Franco" o "Arriba España" y que con el tiempo se convertirían en gritos del ritual franquista.
Estas tarjetas se las conoce con el nombre de tarjetas postales patrióticas y se distinguen por tener en la parte anversa una pequeña ilustración del Movimiento y un hueco donde se usaba para poner las señas del destinatario y en la parte del reverso se escribía el texto, estas tarjetas se imprimían en todas las ciudades mas importantes de la zona nacional, y estas tarjetas eran promovidas por la jerarquía eclesiástica, por jefes político-militares y por las propias papelerías.
El termino Caudillo aparece en numerosas tarjetas postales y sobres desde los primeros comienzos de la guerra las cuales ensalzaban la imagen de la patria y de Franco, estas tarjetas eran utilizadas por los diferentes remitentes, tanto para escribir a la novia, como para hacer un pedido de la familia o alentar a la familia desde el frente...
Durante la guerra y en los primeros años de la posguerra el caudillo recibió miles de tarjetas postales con felicitaciones y exaltaciones de lealtad y en fechas claves, como la onomástica o fechas patrióticas llegaban al Cuartel General del Generalísimo en Burgos o Salamanca, 
En definitiva las tarjetas postales eran el inicio de la propaganda, orientada a divulgar la imagen del Padre de la Patria.
A continuación os muestro algunos ejemplos de mi colección...
Todas ellas tienen la marca de la censura militar y la imagen del Caudillo y cada una esta destinada a un uso diferente.

Tarjetas postales procedentes de diferentes condenados en los campos
de concentracion de Rioseco, remitidas a familiares.
EL sello que se puede leer es el procedente del campo de trabajo.
Tarjeta con un ovalo del Caudillo y con la Bandera Nacional
revisada por la censura de Rioseco.

En este caso, la tarjeta comercial esta sellada con la imagen de Franco
y con un  "Viva España" esta revisada por la Censura de Rioseco.
Otra tarjeta comercial donde aparecen todos los eslóganes del Movimiento
revisada por la Censura de Rioseco y en una calidad magnifica.

lunes, 16 de enero de 2017

AQUELLAS BOTICAS DE ANTES...

A principios del siglo XX las farmacias en Medina de Rioseco, aún se parecían mucho a aquellas boticas del XIX, pero ya la ordenanza real de 1860 dictaminó que la oficina de farmacia debía tener al menos tres plazas diferenciadas, una destinada a venta, el mostrador. Una segunda zona para su elaboración y un almacén separando para la conservación de los medicamentos.


Publicidad  de principios del siglo XX. Sacada de uno de los libros de mi colección.

En aquellas farmacia aún se conservaban aquellos rótulos que ocupaban toda la anchura del establecimiento, ese es el caso del farmacéutico local Don Luis-Enrique Palencia y un escaparate lleno de frascos de colores esmerilados en forma de globo o de urna y se publicitan anuncios de especialidades farmacéuticas de origen ya industrial: Agua de Vichy, Ceregumil, pastillas del Dr Andreu, gotas calmantes de Sánchez García, (con heroína entre sus componentes), o el hoy familiar Colacao que inició su comercialización como producto farmacéutico bajo el nombre de Phoscao...
En el interior el publico admiraba los anaqueles, atestados de colecciones de botes de porcelana y cristal adornados con inscripciones latinas con letras doradas, que ya sustituían a aquellos botes de loza. Y sobre el mostrador aun se podía ver la balanza y los pesos, años mas tarde sustituido por la maquina registradora.
Y detrás, separada generalmente por una cortina se hallaba la Rebotica entre matrices, pesas y morteros, hogar de tertulias y confesiones, aunque estaba destinada a ser el espacio donde el farmacéutico elaboraba sus medicamentos, actividad hoy casi abandonada tras la llegada de la industria farmacéutica que hace mucho mas cómodo el proceso, aunque quizás más frió y menos entrañable.
También era común que el  farmacéutico proporcionara medicamentos y curas para dolencias como quemaduras cólicos, heridas superficiales, estreñimientos o diarreas y era habitual que se comercializase medicamentos patentados de producción propia. El farmacéutico estaba obligado a responder de la calidad y eficacia de los medicamentos galenicoso de composición no definida, que elaboraba en su oficina.
En fin,... Aquellas viejas boticas...

Sabemos que por aquella época en 1919 Don Luis Enrique Palencia vendía la única farmacia abierta en la localidad vecina de Villagarcia de Campos con licencia para reposición y un precio de 8000 pts al contado, en la revista del gremio la Farmacia Moderna 

lunes, 9 de enero de 2017

Accidente ferroviario...

Nuestro Tren Burra en su viaje a Tierra de Campos atravesaba la ciudad de Valladolid, y en su recorrido urbano desde la Estación de Bartolomé, hasta la Estación de Campo de Béjar, hacían de su viaje algo indecoroso e incluso impresentable ya que este discurrir diario de nuestro trenecillo era impropio de una ciudad moderna la cual se afanaba por suprimir aquel viejo vapor.

Recorte de prensa aparecido en la Vanguardia el 9 de enero de 1934
Numero especial de notas gráficas con 8 paginas
Ejemplar comprado en una feria en Barcelona.

Desgraciadamente un suceso pone la nota triste a este articulo ya que en los albores del mes de enero de 1934, el tren en su discurrir cotidiano se va a topar en su camino con un carro de la casa Hermanos Lomas para el transporte de trigo, y que era conducido por Simón Wamba Padrones, casado y sin hijos, caminaba junto a la vía férrea con el objetivo de dirigirse a la fabrica de la carretera de Salamanca. Al parecer el conductor del vehículo no oyó los avisos del tren y al coincidir con la entrada del Paseo Filipinos, fue alcanzado el carro por la maquina, que le dio un fuerte topetazo y lo engancho arrastrándole durante un corto trecho. 
El suceso del accidente es llevado al Ayuntamiento en el cual se debaten las condiciones que regula el paso del tren por la ciudad ya que este suponía que un empleado de los ferrocarriles marchara delante del tren a su paso por la ciudad y la velocidad del tren no superara la de un peatón, aunque se afirma que en la maquina va un hombre con bandera pero que eso es insuficiente y el señor alcalde ruega que se averigüe las obligaciones por parte de la empresa y en tal caso se exigirá que se cumpla.
El final de esta historia es la orden del Ministerio de Obras Publicas con fecha de 22 de octubre de 1961 el cual obliga al desmantelamiento del recorrido del tren por la ciudad, así desaparece el trazado que unía las dos estaciones y así termina el paso de nuestro vetusto vapor por Valladolid.
Quizás Valladolid perdió no solo el tren sino también un divertido y bohemio medio de transporte que daba a la ciudad un aspecto costumbrista.