domingo, 16 de agosto de 2015

CONTRATO DE UNA CAMPANA...


De la patria de los cesares y cuna de la mayoría de los Papas se extiende por el mundo las campanas. Es de Italia en el siglo VIII de donde llega esta novedad que como reguero de pólvora recorre todos los pueblos de civilización católica. Desde entonces no se concibe catedral, iglesia, capilla u oratorio, ni lugar publico o semi publico donde se celebran su culto los Ministros del Señor, en que la campana no sea la señal de llamada, aviso o suceso que se da a conocer por los sonidos metálicos.
Las torres y campanarios tienen por fin principal lanzar notas y repiques por motivos religiosos.

Fotografía de nuestra torre de Santa María en su estado actual.

La iglesia principal de Rioseco, Santa María de Mediavilla, abierta al culto en el segundo tercio del  S. XVI, tiene campanas corrientes, en poca armonía con la magnifica fabrica, por la que curas y mayordomos, diputados y feligreses fallan el acuerdo de tener una campana mayor.
En el año 1595, el licenciado don José Rubio de Prado, a la sazón Cura Párroco de Santa María, reune a Diputados de la Iglesia, Mayordomos resolviendo hacer una campana grande con los maestros en el arte de hacer campanas. Francisco de la Vega, Diego Diez de Aronse y Juan Guerra, que trabajan en varios campanarios de la Diócesis de Palencia.
Se cumple la petición de ritual de informar de esto al Obispo de Palencia por ser entonces la Diócesis y a renglón seguido llega a Rioseco, Don Abrahan Vázquez maestre escuelas, canónigo de la Catedral y visitador del Obispo y por delegación presencia la condiciones del contrato de parte de la iglesia y maestros campaniles. Dos días después se hace el contrato en documento publico contenido nada menos que en 36 folios en que constan todas y cada una de las vicisitudes, tramites, diligencias y acuerdos en que con harta monotonía notarial se repiten fechas, nombres días y hasta circunstancias entre las partes contratadas.
De lo que ofrece interés relativo entresacamos; "In nomine del amen", Notorio es a todos los que en este publico instrumento de asiento, obligación y contrato tienen en la noble y leal villa de Medina de Rioseco. Jueves 26 días del mes de julio de 1595. Ante mi el notario Alonso Benayas, escribano y notario publico de numero. Hacen de esta obligación dicha y aprobada por la Autoridad Apostólica y testigos presentes etc.
En otros folios se lee "Habiendo visto el contenido habrá a bien de rematar la obra de dicha campana y dieran a cuatro ducados por cada quintal y además incluyo el visitados hacer después una campana igual en la iglesia de Valdenebro".
Que la campana ha de tener buen sonido, limpia, sana, acabada en buena perfección y a contento del Cabildo y diputados de la dicha iglesia por estos oficiales en el arte de hacer la campana".
Al siguiente año fue fundida en las proximidades del campanario. Con asistencia del pueblo y conforme al ritual romano se bendijo y a continuación se la elevo y coloco en la iglesia de Santa María. A los primeros sonidos respondió el pueblo riosecano con aplausos y jubilo.
En enero de 1703 se desplomo y vino a tierra la primitiva torre de Santa María dejando inservibles las campanas de cuyos materiales de cobre y estaño fueron aprovechados por segunda vez para las actuales campanas de Santa María cuando el hijo de Rioseco el que después haría las estatuas de Santa Cruz el arquitecto y escultor (aun viven en Rioseco, vecinos que dicen ser parientes). Pedro de Sierra en 1739 termina la torre de Santa María para que sus campanas anuncien un acontecimiento o llamen para congregar a sus fieles. 

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