jueves, 26 de mayo de 2016

PROCESION Y REPIQUE...

Una de las procesiones del Corpus mas acabadas y perfectas fue la del año 1623, y por pura casualidad que en ello no creo que mediara estudio ni imitación, en aquel año también se la exorno en Madrid con mayor ostentaciòn y lujo que de ordinario, a causa de ser huésped de S.M el príncipe de Gales, futuro rey de su nación; pero allí todo paso en paz y en alegría, mientras que aquí se atravesó una mala danza que nadie esperaba, y menos donde vino, que quito lucimiento a la fiesta y placer a quienes con ella se recreaban.
Después de celebrarlo el auto en la plaza de Nuestra Señora, se trasladaron los carros a Sta Cruz, y al llegar la procesión, allí se agruparon las circunstancias, en especial los feligreses de la parroquia.
Pedro de Valdés, que era el autor concertado, su mujer Jerónima de Burgos y los demás comerciantes comenzaron sus papeles, y en aquel momento, sin causa ni ocasión que lo justificasen, los curas de dicha iglesia, seguidos de los sacristanes  mayores y menores, subieron a la torre y no dejaron campana en reposo.
El inapropiado repique corto la representación, y por ello se alboroto la gente principal, y aunque la justicia hizo toda clase de diligencias para aquietar a los perturbadores, estos en lugar de obedecer, dieron respuestas impertinentes e indebidas, de modo que fue fuerza renunciar a que el auto se representará.

Postal nº67  editorial Grecor
Iglesia de Santa María. La Custodia Procesional
Antonio de Arfe 

La justicia se considero desacatada y desobedecida, porque si bien los culpables gozaban de muchas inmunidades, en ellas no estaba comprendida la de estropear una fiesta que, además de dirigirse al servicio de Dios, se hacia a satisfación y contento de todo el pueblo.
El regimiento, para que se decretara el castigo correspondiente y sirviera de ejemplar, practico una información que llevaron a Palencia un alcalde, un regidor y uno de los letrados asesores del regimiento;  y se penase la falta; ya se la dejase impune, parece que desde entonces en ningún campanario de la villa se ha vuelto a repicar tan inoportunamente.


Extraído del libro Crónicas de Antaño de Benito Valencia Castañeda editado en 1915, una magnifica descripción de aquellos Jueves del Corpus  y su magna procesión... 

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